miércoles, 6 de abril de 2011

El numeral de penas


Mi primera pena fue el darme cuenta que no tenia padres

Mi segunda pena fue cuando me alejaron de mi hermana y más tarde de mi tía, madre "Ana".

Mi tercera pena fue cuando sentía la necesidad de contar con unos Padres.

Mi cuarta pena fue cuando mi primer amor me dejó.

Mi quinta pena y hasta hoy las más profundas y consecutivas, fue cuando vi a mi hermana y cuñado devastados por el diagnóstico que les entrego el Neurólogo a Eduardo, su tercer hijo, el año 2005 "Espectro Autista".

La consecución no termina aquí, sigue con Rafita quien nació el año 2004 y a quien en un par de años más tarde fue diagnosticado con "Disfasia" y con ciertos rasgos Autista.

Mi sexta pena, fue cuando a Damián primogénito de mi hermano, fue diagnosticado con "Asperger".

Y el saber que como la menor de los hermanitos Fuentealba podría quedar con la posibilidad de concebir hijos con estos rasgos. Aún así, sigo embarcada en una relación con el amor de mi vida, y con una remota imposibilidad de proyección familiar y sobre todo filiar. Genéticamente soy incompatible con cualquier macho que quiera fecundar hijos varones, ya que la probabilidad de yo heredarle ésta enfermedad a un hijo varón, es inminente.

Y ni siquiera sé si existe la posibilidad de modificar la caracterización sexual del embrión para que yo pueda ser madre y críe a una hija mujer sana y con todas las posibilidades de desarrollo en su vida.

En consecuencia: ¿Puede una persona, después de ahondar en todas estas vivencias, borrar total o parcialmente sus penas?....

No creo poder responder algo tan significativo, en tan pocas palabras.